Charla sobre preparación de acciones formativas

Charla sobre preparación de acciones formativas

Llevo un tiempo tratando de construir un marco de referencia que me permita desarrollar contenido de una manera consistente, ágil y enfocada en la entrega de valor. Hace un par de años leí el libro El formador 5.0 de David Barreda, que además de muchos consejos útiles, entrega también una suerte de metodología paso a paso, basada en un conjunto de plantillas.

De la lectura del libro y del deseo de formalizar el citado marco de referencia, nació el Curso de preparación de acciones formativas, completo en su parte teórica pero con el ejemplo final pendiente de desarrollo. Y el ejemplo está pendiente porque la metodología propuesta, que sobre el papel me parece acertada y brillante, me ha resultado difícil de aplicar por tres razones. Me ha parecido algo larga para lo que yo necesito y también repetitiva, pero con el tiempo me he dado cuenta de que la mayor dificultad me la he encontrado a la hora de abstraerme para convertir un problema a resolver o una competencia a obtener en una serie de objetivos.

Hace unos días llego a mis manos el artículo técnico Formulación de los objetivos de una asignatura en tres niveles jerárquicos (Juan J. Navarro et al.) que propone una estrategia que puede parecer contraintuitiva, partir del resultado para llegar a los objetivos. En este sentido los autores proponen:

Proponemos ahora una estrategia que resulta mucho más fácil para empezar, porque realiza el camino en sentido inverso, partiendo de elementos muy concretos y conocidos. Se trata de tomar los exámenes de la asignatura correspondientes a los últimos años y clasificar las preguntas por tipos (normalmente no hay demasiados tipos diferentes de preguntas). Luego, para cada tipo de pregunta resulta relativamente fácil redactar un objetivo específico que se corresponda con tal tipo de pregunta.

La estrategia no aplica de forma directa a mi caso, porque yo no hago exámenes (no descarto en el futuro alguna suerte de acreditación vía evaluación), pero si recibo muchas dudas de compañeros y compañeras, a los que además pido realimentación de forma habitual. El interés despertado por esta estrategia tan sencilla me impulsó a convocar esta charla abierta a todos los miembros de nuestro selecto club, que considero todo un éxito. En la charla que podéis ver en el vídeo participan varios compañeros, muchos de ellos maestros y todos alumnos, que aportan puntos de vista muy enriquecedores.

Os comparto a continuación un resumen de los apuntes que tomé durante la charla, para ver si sirven para iniciar una reflexión compartida, que podremos seguir a través de nuestro canal privado.

• La formación supone que el maestro acompañe al alumno, pero sin entregarle todo el contenido procesado. El maestro debe encender la hoguera, pero es el alumno el que debe avivar las llamas. El profesor debe ser estímulo y guía. El maestro no debe dar todo masticado, pero sí debe entregar todos los recursos necesarios.
• La posibilidad de dividir la formación en sesiones cortas (en torno a 15 minutos), genera opiniones encontradas, para algunos participantes las sesiones cortas resultan convenientes para otros solo medios de consulta, sin aprendizaje y con riesgo de desconexión.
• Se plantea el reto de reflexionar acerca de cómo fomentar la práctica consciente por parte del alumno.
• La opinión general es que es necesaria la formulación de objetivos, o al menos la reflexión previa por parte del maestro sobre el tema a impartir.
• Es conveniente combinar sesiones asíncronas, que se pueden consumir bajo demanda, con sesiones síncronas en las que el alumno pueda asistir a una exposición en directo y plantear dudas en el mismo momento.
• Es necesario humanizar la figura del maestro, y varias personas han señalado la importancia de la persona en el resultado de la formación.
• También se ha señalado la importancia del acompañamiento y de la pertenencia a una comunidad.
• Como estrategias para fomentar el compromiso del alumno se han planteado: la realización de sesiones síncronas con control de asistencia, la pertenencia a una comunidad, el acompañamiento, la existencia de grupos de trabajo y la autoevaluación al final de cada lección o módulo.
• Se ha hablado de la necesidad de no dar nada por sabido y de acotar con claridad los conocimientos previos necesarios y el nivel que ha de alcanzar con la formación. Se ha apuntado la conveniencia de limitar el acceso a determinados niveles, módulos o cursos mediante pruebas de acceso. Clarificar dónde empieza el alumno y a dónde va a llegar.
• También se ha sugerido que a la hora de desarrollar el portfolio de cursos, se haga con consistencia y de forma vertical, de modo que el alumno pueda evolucionar y e ir aumentando de forma gradual su nivel con formaciones más complejas.
• Se ha sugerido como metodología para el diseño de acciones formativas en el ámbito de la ingeniería partir de la necesidad o del problema a resolver y desarrollar un diagrama de flujo en el que se identifiquen los pasos imprescindibles del proceso, y los puntos en los que ese proceso se cruza con contenidos más transversales, en los que el alumno puede profundizar o ampliar horizontes.

En cualquier caso te recomiendo ver el vídeo, y permanecer atento a la próxima convocatoria. Si quieres reflexionar sobre tu carrera profesional o si te dedicas, como maestro, orientador o mentor, a influir en la carrera profesional de otras personas, te recomiendo el libro Upgrade, de Mónica Quintana y David Alayón (que es el que trato de recomendar en el vídeo sin conseguirlo). Si quieres comentar algo, puedes escribirme a bruno@ingenierosindustriales.com